“niña tráeme la cuña” o “¿cuándo vendrá el doctor?”

Después de más de 30 años dedicada a la medicina, he pasado desde aquel “niña tráeme la cuña” o “¿cuándo vendrá el doctor?” a la absoluta normalización del “usted es la doctora?” Así es la vida, la medicina se ha feminizado y se ha normalizado que seamos las mujeres las que nos ocupemos de la salud de nuestra sociedad en todas las especialidades, las médicas, las quirúrgicas, las críticas y como no podría ser de otra forma también en la MUE. Nunca me he sentido discriminada por el hecho de ser mujer, pero recuerdo en mis años jóvenes aquella rara sensación de ser un florero en un mundo plagado de hombres. Eran otros tiempos. Aprendí a hacerme valer.

Otro tema es, como mujer, como se compagina la vida laboral, con las famosas guardias y largos turnos, con la vida familiar, sobre todo durante los embarazos o cuando los niños son pequeños. Aquí también han cambiado los tiempos, el embarazo era una “situación normal” para la mujer, decía mi ginecólogo y por lo tanto seguía trabajando al ritmo habitual y nunca me sentí discriminada por ello. Tampoco pedía un trato diferencial, porque la medicina era y sigue siendo para mí una parte esencial de mi vida como lo son mis hijos. Algo les habré enseñado de eso, cuando uno de ellos, la chica, sigue mis pasos.

Ser un buen médico no depende de los cromosomas, si no de la vocación, la dedicación, el estudio, todo éso no tienen sexo y los pacientes lo saben. No me gusta la discriminación positiva por ser mujer, quiero que se me reconozca por lo que soy, lo que sé y lo que me he preparado, ni más ni menos y competir con mis compañeros/as en igualdad de condiciones. Eso es lo que espero de los directivos actuales.

La verdad, es que, si miras la facultad de medicina, la mayoría son mujeres. Los residentes también mayoría chicas. Los adjuntos ya andaremos al 50%. ¿Pero qué pasa con los jefes de servicio? pues lo mismo, los antiguos eran hombres, pero los actuales cada vez se nombran más mujeres como no podía ser de otra forma. Ha tardado, los cambios son lentos, pero llegan y tarde o temprano llegaran a los catedráticos y los rectores. De hecho, en mi universidad hay una rectora y en mi facultad una decana, así que soy optimista: la medicina se escribe en femenino en todos sus ámbitos y las mujeres que la amáis tenéis un futuro maravilloso.

La MUE es la medicina con letras mayúsculas, necesita una gran preparación y dedicación. Quién no ama la MUE no sobrevive en urgencias, pero quién la ama, no sabe vivir sin ella. Si no existiera la MUE habría que inventarla y los pacientes nos lo confirman todos los días cuando acuden a nuestros servicios con la firme convicción que les resolveremos sus problemas de salud y algún que otro añadido, no tan médico.

Así que mujeres que os dedicáis a la urgencia y la emergencia por vocación debéis creer en vosotras, en vuestras posibilidades, porque lo valéis y además no tengo la menor duda que el futuro es vuestro.

Carmen Boqué Oliva, urgencióloga