Si esta propuesta comenzase diciendo que es un alegato feminista, con total probabilidad los prejuicios, perjuicios, ideologías y manipulaciones no les permitirían seguir leyéndolo. Pues bien, no. No es un alegato feminista. Es un alegato de justicia e igualdad. Por supuesto, basado en la evidencia y en una aplastante realidad: el empoderamiento de la mujer en la Medicina de Urgencias y Emergencias.
En España, la mujer no pudo acceder a la enseñanza superior en igualdad de condiciones con el hombre hasta el 8 de marzo de 1910. Entonces, poco después de que Emilia Pardo Bazán fuese nombrada consejera de Instrucción Pública se aprobó una real orden que autorizó “por igual la matrícula de alumnos y alumnas”. No estaba prohibido, al principio, porque simplemente nadie había pensado, jamás, en que una mujer quisiera estudiar y, mucho menos, que lo necesitara para ser una buena madre y esposa.
La primera alumna que se matriculó en España fue María Elena Maseras Ribera en 1872 en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, si bien la tradición cuenta que en 1849 Concepción Arenal se disfrazó de hombre para poder estudiar Derecho en la Universidad de Madrid.
No obstante, en 1882 se suspendió “en lo sucesivo la admisión de las Señoras a la Enseñanza Superior”, con lo que a las que ya habían terminado o aún estaban matriculadas se les daría el título, pero para abrir consultas privadas.
El verdadero cambio se produce el 8 de marzo de 1910, cuando una real orden establece que “se concedan, sin necesidad de consultar a la Superioridad, las inscripciones de matrícula en enseñanza oficial o no oficial solicitadas por las mujeres”.
En la actualidad, durante el curso 2016-17, las universitarias son el 55 por ciento frente al 45 por ciento de los hombres, de modo que 6 de cada 10 nuevos graduados son mujeres.
Ellas tienen también mejores resultados: las universitarias aprueban de media el 82 por ciento de los créditos en los que se matriculan, 10 puntos más que los hombres. La nota media de su expediente es mejor: según datos de la Fundación CYD, «la tasa de idoneidad (porcentaje de titulados en los cuatro cursos que dura un grado) es del 41,2 por ciento para las mujeres, frente al 23,7 por ciento de los hombres, y la tasa de graduación (porcentaje de los que se titulan en cinco cursos, como máximo) es del 55,3 por ciento para ellas frente al 37,1 por ciento de los hombres».
Pese a todo ello, en la población general, los hombres con estudios superiores tienen menos desempleo que las mujeres (un 17,2 por ciento frente 20,5 por ciento de ellas). Las mujeres sufren más la precariedad.
Si bien hay más mujeres entre los alumnos, no pasa lo mismo entre los docentes: ellos son el 60 por ciento y las mujeres el 40 por ciento del personal docente e investigador. Las mujeres son minoría incluso en carreras con abrumadora presencia femenina. El porcentaje de profesoras oscilaba en el curso 2016-17 entre el 48,4 por ciento en artes y humanidades, el 47 por ciento en ciencias de la salud y el 45,7 por ciento en ciencias sociales y jurídicas hasta el 37,5 por ciento en ciencias o el 22,9 por ciento en ingeniería y arquitectura.
La presencia de mujeres disminuye además conforme vamos subiendo de categoría: de cada 100 catedráticos sólo 20 son mujeres y de 76 rectores hay 11 rectoras, el 14,4 por ciento. La desigualdad es mayor en las universidades públicas: sólo 4 de las 50 universidades están dirigidas por rectoras (8 por ciento). Son las de Granada, Huelva, País Vasco y la Autónoma de Barcelona. Entre las 26 privadas hay 7 rectoras.
La Medicina de Urgencias y Emergencias no distingue sexos, nacionalidades, hora del día, día de la semana, ni lugar de asistencia. Debemos ser ejemplo. Debemos hacer manifiesto y anticiparnos al inmenso valor de la mujer en la MUE: MUEjeres.
ANÁLISIS INTEGRAL DE LA ENCUESTA EPIDEMIOLÓGICA NACIONAL DE MUEJERES 2019
El grupo de trabajo MUEjeres, se crea en octubre de 2018 ante la evidente necesidad de estudiar y defender la igualdad de género y prestar el reconocimiento debido, a las mujeres que dedican su vida profesional a los Servicios de Urgencias y Emergencias.
Desde SEMES hemos querido, ya no solo contemplar el trabajo diario de las mujeres en la Medicina de Urgencias y Emergencias, sino ser pioneros en el reconocimiento de su labor y manifestarnos a favor de su empoderamiento.
Empezamos a trabajar por y para las mujeres que desarrollan su actividad profesional en los Servicios de Urgencias y Emergencias en octubre de 2018, con una gran acogida del grupo por parte de la Dirección de la Sociedad, así como todos los asistentes que participaron en su presentación.